abril 18, 2024

El 13 de marzo de 2020 fue un día de miedo por el primer caso de Covid-19

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Lo primero que sentí fue miedo”. Así recuerda Carmina aquel 13 de marzo de 2020, cuando a las 18:30 horas, un mensaje en Twitter confirmaba el primer caso de Covid-19 en Quintana Roo. A un año, la enfermedad ha causado más de dos mil 400 defunciones.

Enfermera del Hospital General de Cancún, Carmina Javier Puc fue la encargada de atender a la primera paciente, y aunque previamente había recibido información sobre los protocolos de seguridad, afirma que procurar a alguien positivo fue una experiencia muy diferente al entrenamiento. Un error, por muy pequeño que fuera, podía haber terminado en contagio.

Su uniforme de enfermera, parte de su rostro y su sonrisa quedaron ocultos tras un par de gafas de protección, guantes, botas, mascarilla y un traje protector que no podía retirar ni siquiera para tomar agua o ir al baño.

“No podía ver, los anteojos se empañaron y tampoco podía respirar bien, el cubrebocas no lo toleraba, era sofocante, pero lo más difícil fue no ir al baño en ocho horas. Fue complejo, la primera semana fue de mucho miedo”, platica ahora con Novedades Quintana Roo.

Al temor por su salud se le agregó el trato de una paciente complicada, no por su estado clínico, sino por su comportamiento.

“Ella no fue fácil de atender, se sentía enojada, sola, deprimida, pero poco a poco lo fue superando; afortunadamente nunca se intubó, pero le molestaba estar incomunicada y así estuvo durante 10 días. Cuando salió nos agradeció y lo único que supe fue que su familia se la había llevado a Estados Unidos”, dijo.

Aunque el deseo del personal, en aquel entonces era que fuera el primero y el último de los casos, detrás de ella comenzaron a llegar cada vez más pacientes, lo que llevó a Carmina a tomar la decisión de aislarse de su familia durante cuatro meses.

La información sobre el tratamiento y evolución de la enfermedad ha ido cambiando, y aunque todavía quedan muchas dudas, la enfermera asegura que en estos momentos se siente más segura dentro del hospital que en el exterior, donde la ciudadanía evade los protocolos de sanidad.

Historial del primer caso

El 13 de marzo de 2020 a las 18:30 horas, un mensaje en Twitter confirmó en Quintana Roo el primer caso de Covid-19.

La primera paciente con resultado de una prueba PCR positiva fue una mujer de la tercera edad de nacionalidad italiana, quien llegó a residir a la ciudad de Cancún y que recientemente había viajado a Europa.

Debido a que muy pocos hospitales contaban con la infraestructura para atender a estos pacientes, esta tuvo que ser ingresada en el Hospital General de Cancún, donde estuvo durante 15 días.

Esa misma tarde, la Secretaría de Salud federal confirmó que había tres casos sospechosos en la entidad: un hombre de 46 años proveniente de Corea del Sur, una mujer de 32 años que viajó a España y otra de 20 años que fue clasificada como contacto.

Tras la confirmación, el número de pacientes positivos de Covid-19 en la entidad escaló rápidamente, y sólo 16 días después Quintana Roo se encontraba entre los 10 estados con más contagios y defunciones de la República Mexicana.

El primer fallecimiento ocurrió alrededor del mediodía del 26 de marzo. Un hombre de 74 años de edad que tras haber salido del país acudió a un hospital privado con el fin de realizarse una endoscopia; sin embargo, al detectar síntomas sospechosos fue remitido al Hospital General, donde pereció por complicaciones de diabetes e hipertensión.

En ese entonces el 69% de los afectados habían adquirido el SARS-CoV-2 en viajes al extranjero, siendo el principal país de contagio Estados Unidos, seguido de España, Italia, Francia y Alemania.

Pero pronto el Covid-19 se volvió una infección local, por lo que los gobiernos federal y estatal tuvieron que tomar medidas que derivaron en un confinamiento de casi tres meses, que llevó a reportar en temporada vacacional ocupaciones de hasta 18% en los hoteles de Cancún.

El cierre y sus posteriores consecuencias económicas causaron la pérdida de 97 mil empleos en el estado, además de la aplicación de descansos solidarios y descuentos de 20, 30 y hasta 50% en los salarios de los trabajadores del destino turístico.

Cambios en la infraestructura y la vida social

Luego de las afectaciones económicas, se tuvieron que realizar programas de apoyo social con entregas de despensas, pero también se hicieron adecuaciones para retomar parte de las actividades presenciales.

Debido a que el estado contaba con limitada infraestructura hospitalaria y se requería mayor capacidad para transitar en el semáforo epidemiológico, se decidió adaptar unidades externas a los centros hospitalarios de Cancún, Solidaridad y Othón P. Blanco.

En la zona norte se instalaron tres unidades en el Hospital General de Cancún, que sumaron 238 camas a las 300 que ya tenían previo a la pandemia; mientras que en Playa del Carmen se instalaron alrededor de 50, ocupando las instalaciones del Centro Nacional de Alto Turismo (Cenaltur).

En el caso del Hospital Oncológico de Chetumal, se instaló una carpa con capacidad para 50 camas, que se encuentra como anexo del Hospital General. Por estas obras, los Servicios Estatales de Salud (Sesa) pagó 229 millones de pesos en 2020.

Para la atención de la pandemia, también se tuvo que contratar a través del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) a más de 200 trabajadores de la salud, quienes laboran por contrato temporal en diversos centros hospitalarios y que llegaron de estados como Chiapas, Veracruz, Tabasco y la Ciudad de México.

Con el reforzamiento de la infraestructura, se abrieron nuevamente diversos giros de empresas y servicios, más allá de los esenciales, como restaurantes, cines, plazas comerciales, parques turísticos y hoteles, todos bajo estrictas medidas de sanidad, como el uso de cubrebocas, que se volvió obligatorio en la vía pública del estado.

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